Desde que tengo memoria siempre los individuos se han comportado de acuerdo a las normas y reglas de convivencia del entorno que los rodea, esto salvo a algunas excepciones. Unas normas que promueven el bien común, lo que podemos llamar Moral. Allí los hijos obedecen a sus padres, los jóvenes respetan a los adultos, donde al “caído” se le extiende la mano, y donde las personas les importa mucho lo que piensan de ellas.
Hoy salgo a la calle enfrentando la triste realidad de que las cosas ya no son como antes, han cambiado para mal. Y es que a las personas no les importa si crees que son honrados o deshonestos, si les deseas un buen día o no, si pides permiso; los padres se someten a la voluntad de sus hijos. Ya a nadie le importa nada. Esto a tal punto de corrupción y depravación, que los hombres se empeñan en parecerse a las mujeres, independientemente de su preferencia sexual, que hasta cuesta distinguirlos.
La verdad es que toda esta descomposición la debemos al poco cuidado que ponen los padres o tutores en los hogares de nuestra sociedad. La falta de seguimiento a la conducta inadecuada que practican nuestros jóvenes, que la arrastran hasta ser adultos, se está traduciendo en: casos de violencia domestica, feminicidios, atracos, uso de drogas; en fin, cárceles llenas.
Observemos lo que le está pasando a nuestra sociedad, no seamos indiferentes ante esta situación que nos afecta a todos, eduquémonos, ayudemos a nuestros cercanos a actuar con decencia. Recuperemos la Moral que al parecer se nos fue de vacaciones.
by: CLR
