Distinguidos lectores, estimados compañeros de la lectura.
Muy Buenas tardes a todos.
Luego de saludarles, cortésmente me dirijo a ustedes en plan de ser vocero de una problemática que nos atañe a todos. Me refiero a las constantes veces en la que nos hemos visto perjudicados por el insaciable imperio publicitario que nos golpea día a día.
Los anuncios publicitarios nos abordan en cada momento. Los medios de comunicación se hacen ecos insistentes en nuestras decisiones diarias y la presión social parece ser nuestro enemigo principal en este caso.
¿Cuántas veces hemos adquirido algo que en realidad no deseábamos comprar pero sentimos una necesidad momentánea de hacerlo? O ¿Quien no ha comprado algún producto que le haya resultado defectuoso al primer uso?
Posiblemente la mayoría de los presentes nos podemos sentir identificados con estas experiencias, por lo que mi labor en esta tarde será la de levantar un clamor que provoque reacciones críticas ante los contantes bombardeos publicitarios de los que hemos sido víctimas en tantas ocasiones.
Compañeros, la publicidad está logrando su objetivo; “Que compremos” pero… y nosotros, ¿estamos teniendo total control de nuestros gastos? O ¿realmente nos sentimos satisfechos con lo que adquirimos? Es bueno que cuestionemos nuestro bolsillo y posteriormente nuestras necesidades antes de incurrir en trampas publicitarias no fiables y poco preocupadas por ustedes, queridos consumidores.
Seamos, pues, críticos al momento de creer en lo que se nos ofrece, documentémonos bastante sobre lo que vayamos a adquirir, prioricemos necesidades aunque creamos tener el control de las situaciones, no incurramos en malos hábitos de compradores compulsivos, aprendamos a decir “no” de forma determinante y desarrollemos un autodominio de nuestra conducta consumista.
Emile Zola, se refirió a este tópico en su cuento:” Una Víctima de la Publicidad”, el cuál presentaba una historia deprimente de un joven que decidió regir su vida en el marco publicitario que le imponían los medios como leyes del diario vivir y terminó muerto por la misma causa.
En ocasiones nos sentimos presos de la sociedad, y tratamos de ser lo más leales a ella llevando el mismo ritmo compulsivo de los demás por lo que se dice “está a la moda” pero la verdad es que parte de una actitud triunfadora es tener un sentido de originalidad decisiva y comprometida a los objetivos planteados.
Bueno seria crear una cultura de comprensión analítica de gastos, desarrollar habilidades que nos permitan retozar con el vendedor en el campo de juego, “ Si ellos nos sacan beneficios, saquémosles ventajas a ellos también” que la información sobre los productos que con normalidad consumimos, sea la mas abundante posible, cuestión de que nuestras decisiones sean las más convenientes, es decir, hay que saber que cosas nos brindan calidad y cuáles no.
También tomemos en cuenta que nuestro presupuesto no debe romperse por tentaciones momentáneas o por impulsos emotivos. Las fechas comerciales, por otro lado, nos autopresionan a pensar en la palabra ‘ comprar” pero las cosas no son cuando ellos quieran sino cuando nosotros podamos.
Como colación les digo, "La publicidad ahoga el criterio cuando toca el bolsillo"
Muchas gracias.
Los anuncios publicitarios nos abordan en cada momento. Los medios de comunicación se hacen ecos insistentes en nuestras decisiones diarias y la presión social parece ser nuestro enemigo principal en este caso.
¿Cuántas veces hemos adquirido algo que en realidad no deseábamos comprar pero sentimos una necesidad momentánea de hacerlo? O ¿Quien no ha comprado algún producto que le haya resultado defectuoso al primer uso?
Posiblemente la mayoría de los presentes nos podemos sentir identificados con estas experiencias, por lo que mi labor en esta tarde será la de levantar un clamor que provoque reacciones críticas ante los contantes bombardeos publicitarios de los que hemos sido víctimas en tantas ocasiones.
Compañeros, la publicidad está logrando su objetivo; “Que compremos” pero… y nosotros, ¿estamos teniendo total control de nuestros gastos? O ¿realmente nos sentimos satisfechos con lo que adquirimos? Es bueno que cuestionemos nuestro bolsillo y posteriormente nuestras necesidades antes de incurrir en trampas publicitarias no fiables y poco preocupadas por ustedes, queridos consumidores.
Seamos, pues, críticos al momento de creer en lo que se nos ofrece, documentémonos bastante sobre lo que vayamos a adquirir, prioricemos necesidades aunque creamos tener el control de las situaciones, no incurramos en malos hábitos de compradores compulsivos, aprendamos a decir “no” de forma determinante y desarrollemos un autodominio de nuestra conducta consumista.
Emile Zola, se refirió a este tópico en su cuento:” Una Víctima de la Publicidad”, el cuál presentaba una historia deprimente de un joven que decidió regir su vida en el marco publicitario que le imponían los medios como leyes del diario vivir y terminó muerto por la misma causa.
En ocasiones nos sentimos presos de la sociedad, y tratamos de ser lo más leales a ella llevando el mismo ritmo compulsivo de los demás por lo que se dice “está a la moda” pero la verdad es que parte de una actitud triunfadora es tener un sentido de originalidad decisiva y comprometida a los objetivos planteados.
Bueno seria crear una cultura de comprensión analítica de gastos, desarrollar habilidades que nos permitan retozar con el vendedor en el campo de juego, “ Si ellos nos sacan beneficios, saquémosles ventajas a ellos también” que la información sobre los productos que con normalidad consumimos, sea la mas abundante posible, cuestión de que nuestras decisiones sean las más convenientes, es decir, hay que saber que cosas nos brindan calidad y cuáles no.
También tomemos en cuenta que nuestro presupuesto no debe romperse por tentaciones momentáneas o por impulsos emotivos. Las fechas comerciales, por otro lado, nos autopresionan a pensar en la palabra ‘ comprar” pero las cosas no son cuando ellos quieran sino cuando nosotros podamos.
Como colación les digo, "La publicidad ahoga el criterio cuando toca el bolsillo"
Muchas gracias.
by: Yocairy Pacheco
Muy bueno, me gustó. Att: Anna
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